Como leemos en Efesios 6:4, los padres no son sólo los responsables de disciplinar a sus hijos, sino también se espera que les instruyan en Dios. No es la responsabilidad de la iglesia el darle al infante las instrucciones morales de la Biblia, el carácter cristiano, o la teología. Eso es el trabajo del padre. Los padres que relegan toda la responsabilidad a los maestros de la escuela dominical de instruir a sus hijos acerca de Dios, cometen un error muy serio. Dios le dijo a Israel por medio de Moisés:
“Estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón. se las repetirás a tus hijos, y les hablarás de ellas estando en tu casa y andando por el camino, al acostarte y cuando te levantes” (Deuteronomio 6:6-7, énfasis agregado).
Los padres cristianos deben presentar a Dios a sus hijos desde una edad muy temprana y decirles quién es Dios y cuánto les ama. Los hijos más jóvenes deben ser instruidos acerca del nacimiento de Cristo, su vida, su muerte y su resurrección. Muchos hijos pueden entender el mensaje del evangelio a una edad de cinco o seis años y pueden tomar la decisión de servir a Dios. Luego (a la edad de seis o siete y a veces aún mas jóvenes), pueden recibir el bautismo en el Espíritu Santo con la evidencia de hablar en lenguas. Por supuesto, que esto no puede ser una regla general porque cada infante es diferente. El punto principal es que los padres cristianos deben convertir el entrenamiento espiritual de sus hijos en su principal prioridad.