Finalmente, un líder que acaba de arrepentirse ¿debería tomar inmediatamente su posición de líder en la iglesia, si había caído en un pecado serio (como el adulterio)? Aunque Dios le perdone inmediatamente (y la iglesia también le perdone inmediatamente), el líder caído habrá perdido la confianza de aquellos a los quien él ministraba. La confianza es algo que se debe ganar. Por lo tanto, los líderes caídos deberían voluntariamente retirarse de su posición de liderazgo y someterse a sus autoridades hasta que ellos recobren su confianza. Estos líderes deben comenzar otra vez. Aquellos que no están dispuestos a humillarse y servir en deberes menores para ganar su confianza otra vez, no deben ser nombrados como líderes nuevamente.