Para entender mejor lo que le pasa al injusto después de su muerte, debemos estudiar una palabra hebrea del Antiguo Testamento y tres palabras griegas del Nuevo Testamento. Por medio de estas palabras griegas y hebreas se describen tres lugares diferentes, frecuentemente traducidos como infierno en algunas versiones de la Biblia, que puede confundir a los lectores.
Primero, consideremos la palabra hebrea del Antiguo Testamento Seol.
La palabra Seol está mencionada más de sesenta veces en el Antiguo Testamento. Claramente se refiere a la habitación del injusto cuando muere. Por ejemplo, cuando Coré y sus seguidores se rebelaron contra Moisés en el desierto, Dios los castigó al abrir el suelo que pisaban el cual se los tragó a ellos y a sus posesiones. La Escritura dice que ellos fueron arrojados al Seol:
“Ellos, con todo lo que tenían, descendieron vivos al Seol; los cubrió la tierra y desaparecieron de en medio de la congregación” (Números 16:33, énfasis agregado).
Luego, en la historia de Israel, Dios les advirtió que el fuego de su ira se encendió en el Seol:
“Porque se ha encendido el fuego de mi ira, y arderá hasta las profundidades del Seol devorará la tierra y sus frutos, y abrasará los fundamentos de los montes” (Deuteronomio 32:22, énfasis agregado).
El rey David declaró que,
“los malos serán trasladados al Seol; todas las naciones que se olvidan de Dios” (Salmos 9:17, énfasis agregado).
Y él oró en contra de los injustos al decir,
“Que la muerte los sorprenda; desciendan vivos al Seol, porque hay maldades en sus casas, en medio de ellos.” (Salmos 55:15, énfasis agregado).
Previniendo a los jóvenes acerca de las artimañas de la ramera, el sabio Salomón escribió,
“Camino del Seol es su casa, que conduce a las cámaras de la muerte…. Pero ellos no saben que allí están los muertos, que sus convidados están en lo profundo del Seol” (Proverbios 7:27; 9:18, énfasis agregado).
Salomón escribió otros proverbios que nos llevan a creer que ciertamente el justo No irá al Seol,
“El camino de la vida es hacia arriba para el prudente; así se aparta del Seol abajo” (Proverbios 15:24, énfasis agregado).
“Castígalo con la vara y librarás su alma del Seol” (Proverbios 23:14, énfasis agregado).
Finalmente, antes de la descripción de Jesús acerca del infierno, Isaías proféticamente le había hablado al rey de Babilonia, quien se había exaltado a sí mismo, pero que sería arrojado al infierno:
“El seol abajo se espantó de ti; despertó a los muertos para que en tu venida salieran a recibirte; hizo levantar de sus sillas a todos los grandes de la tierra, a todos los reyes de las naciones. Todos ellos darán voces y te dirán: ¿Tú también te debilitaste como nosotros y llegaste a ser como nosotros? Descendió al Seol tu soberbia y el sonido de tus arpas; gusanos serán en tu cama y gusanos te cubrirán. ¡Cómo caíste del cielo, lucero, hijo de la mañana! Derribado fuiste a tierra, tú que debilitabas a las naciones. Tú que decías en tu corazón: “subiré al cielo. En lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono y en el monte del testimonio me sentaré, en los extremos del norte; sobre las alturas de las nubes subiré y seré semejante al Altísimo”. Mas tú derribado eres hasta el seol, a lo profundo de la fosa. Se inclinarán hacia ti los que te vean; te contemplarán, diciendo: “¿es este aquel varón que hacía temblar la tierra, que trastornaba los reinos, que puso el mundo como un desierto, que asoló sus ciudades, que a sus presos nunca les abrió la cárcel?” (Isaías 14:9-17).
Estas escrituras y otras como estas, nos llevan a creer que el Seol ha sido y todavía es un lugar de tormento donde los injustos van después de su muerte. Y hay más prueba de esto.