La Imparcialidad de Nuestro Futuro Juicio

(The Fairness of Our Future Judgment)

Otra parábola que Jesús nos dio, ilustra la perfecta imparcialidad de nuestro futuro juicio:

“El reino de los cielos es semejante a un hombre, padre de familia, que salió por la mañana a encontrar obreros para su viña. Y habiendo convenido con los obreros en un denario al día, los envió a su viña. Saliendo cerca de la hora tercera del día, vio a otros que estaban en la plaza desocupados y les dijo: id también vosotros a mi viña, y os daré lo que sea justo. Y ellos fueron. Salió otra vez cerca de las horas sexta y novena, e hizo lo mismo. Y saliendo cerca de la hora undécima, halló a otros que estaban desocupados y les dijo: ¿por qué estáis aquí todo el día desocupados? Le dijeron: porque nadie nos ha contratado. Él les dijo: Id también vosotros a la viña, y recibiréis lo que es justo. Cuando llegó la noche, el señor de la viña dijo a su mayordomo: llama a los obreros y págales el jornal, comenzando desde los últimos hasta los primeros. Llegaron los que habían ido cerca de la hora undécima y recibieron cada uno un denario. Al llegar también los primeros, pensaron que habían de recibir más, pero también ellos recibieron cada uno un denario. Y al recibirlo, murmuraban contra el padre de familia, diciendo: estos últimos han trabajado una sola hora y los han tratando igual que a nosotros, que hemos soportado la carga y el calor del día. Él, respondiendo, dijo a uno de ellos: amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No conviniste conmigo en un denario? Toma lo que es tuyo y vete; pero quiero dar a este último lo mismo que a ti. ¿No me está permitido hacer lo que quiero con lo mío? ¿O tienes tú envidia porque yo soy bueno? Así, los primeros serán los últimos y los últimos, primeros, porque muchos son llamados, pero pocos escogidos” (Mateo 20:1-16).

Jesús no estaba enseñando en esta parábola que todos sus siervos iban a recibir la misma recompensa al final, pues esto no puede ser justo y podría contradecir otras escrituras (ver, por ejemplo, Lucas 19:12-27; 1 Corintios 3:8).

Más bien, Jesús estaba enseñando que los siervos de Dios serán recompensados no sólo basándose en lo que hicieron por Él, sino en la cantidad de oportunidades que Dios les dio. Los trabajadores en esta parábola que sólo trabajaron una hora hubieran trabajado todo el día si se les hubiera dado la oportunidad. De igual manera, la recompensa de aquellos que trabajaron un poco más de una hora fue igual a aquellos que trabajaron todo el día.

Así también, Dios da diferentes oportunidades a cada siervo. A algunos les da grandes oportunidades de servir a miles de personas usando los dones maravillosos que Dios les ha dado. A otros les da menos oportunidades y dones, pero van a recibir la misma recompensa, al final, si ellos son igualmente fieles con lo que Dios les ha dado.[1]


[1] Esta parábola tampoco enseña acerca de aquellos que se han arrepentido desde muy jóvenes y han sido siervos fieles por muchos años diciendo que serán recompensados de la misma forma como aquellos que se arrepintieron durante los últimos años de su vida y fielmente sirvieron a Dios por un año. Esto no sería justo, y no estaría basado en las oportunidades que Dios le da a cada uno, pues Dios le da oportunidad de arrepentimiento a todos a lo largo de toda su vida. Por esto aquellos que trabajaron más horas, recibirán más recompensa, que aquellos que trabajaron por poco tiempo.