Jesús explicó muy bien a sus discípulos la importancia de no ser engañados por falsos Cristos:
“Entonces, si alguno os dice: “Mirad, aquí está el Cristo”, o “Mirad, allí está”, no lo creáis, porque se levantarán falsos cristos y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si es posible, aun a los escogidos. Ya os lo he dicho antes. Así que, si os dicen: Mirad, está en los aposentos, no lo creáis, porque igual que el relámpago sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del hombre. Dondequiera que esté el cuerpo muerto, allí se juntarán las águilas” (Mateo 24:23-28).
Note otra vez el uso que Jesús hacía del pronombre personal ustedes. Su audiencia en el monte de los olivos esperaba estar viva para ver a los falsos cristos y a los falsos profetas que harían grandes milagros. Y ellos esperaban estar vivos para ver el retorno de Jesús en los cielos como un relámpago.
Por supuesto que el peligro de seguir a estos falsos cristos en ese tiempo será muy grande, porque la persecución en contra de los creyentes será tan horrible y los falsos cristos y los falsos profetas convencerán a muchos con sus milagros. Por esto es que Jesús repetidamente advirtió a sus discípulos acerca de lo que ocurriría antes de su retorno. Él no quería que ellos se desviaran del camino correcto. Los verdaderos creyentes esperarán el retorno de Jesús en los cielos como un relámpago, mientras que aquellos que no son verdaderos seguidores serán atraídos por los falsos cristos como los buitres son atraídos por la carroña en el desierto.