Jesús continuó:
“Inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo y las potencias de los cielos serán conmovidas. Entonces aparecerá la señal del Hijo del hombre en el cielo, y todas las tribus de la tierra harán lamentación cuando vean al Hijo del hombre venir sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria. Enviará sus ángeles con gran voz de trompeta y juntarán a sus escogidos de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro” (Mateo 24:29-31).
Las imágenes en esta sección del discurso de los olivos de Jesús debieron haber sido conocidas para los judíos de ese tiempo, pues eran las mismas imágenes usadas desde el tiempo de Isaías hasta Joel acerca del juicio final de Dios para el fin del mundo, lo que frecuentemente es referido como “el día del Señor”, cuando el sol y la luna sean oscurecidos (ver Isaías 13:10-11; Joel 2:31). Entonces todos los habitantes del mundo verán a Jesús retornar en su gloria y se lamentarán. Entonces los ángeles de Jesús juntarán a sus escogidos de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro, indicando que, en realidad, los creyentes serán arrebatados en el cielo para reunirse con Jesús en el aire, y esto pasará al sonido de “la gran trompeta”.
Otra vez, si le hubieras preguntado a Pedro, Santiago o a Juan en este punto del discurso de los olivos de Jesús, si Jesús retornaría por ellos antes o después del tiempo del anticristo y la gran tribulación, ellos ciertamente contestarían, “después”.