Toda esta sección del discurso de los olivos suena muy similar a un evento sobre el que Pablo escribió, el cual es sin duda el rapto de la iglesia, del cual muchos comentan que ocurrirá antes del periodo de la tribulación. Consideremos la siguiente escritura que habíamos leído antes en este capítulo:
“Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza. Si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron con él. Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precedemos a los que durmieron. El Señor mismo, con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta de Dios, descenderá del cielo. Entonces, los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros, los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras. Acerca de los tiempos y de las ocasiones, no tenéis necesidad, hermanos, que yo os escriba, porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche. Cuando digan: paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán” (1 Tesalonicenses 4:13-5.3, énfasis agregado).
Pablo escribió de Jesús viniendo del cielo con trompeta de Dios y de creyentes que serían arrebatados en las nubes “para encontrarse con el Señor en el aire”. Esto es muy parecido a lo que Jesús describió en Mateo 24:30-31, algo que claramente ocurre después del levantamiento del anticristo y la tribulación.
Además, Pablo, al escribir acerca del retorno de Cristo, mencionó cuándo iba a ocurrir esto, “el tiempo y las épocas”, y él le recordó a sus lectores el hecho de que “el día del Señor (vendría) viene como ladrón en la noche”. Pablo creía que el retorno de Cristo y el rapto de los creyentes ocurrirían en “el día del Señor”, un día en que una terrible ira y destrucción caería sobre aquellos que esperaban “paz y seguridad”. Al mismo tiempo en que Cristo retorne para llevarse a su iglesia, su ira caerá sobre el mundo.
Esto armoniza perfectamente con lo que Pablo escribe en su carta a los Tesalonicenses concerniente a la ira de Cristo en su retorno:
“Es justo delante de Dios pagar con tribulación a los que os atribulan, mientras que a vosotros, los que sois atribulados, daros reposo junto con nosotros, cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder, en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Estos sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder, cuando venga en aquel día para ser glorificado en sus santos y ser admirado en todos los que creyeron; y vosotros habéis creído en nuestro testimonio” (2 Tesalonicenses 1:6-10, énfasis agregado).
Pablo dijo que cuando Jesús retorne para dar alivio a los perseguidos de los tesalonicenses (ver 1 Tesalonicenses 1:4-5), Él aparecerá “con sus ángeles poderosos en llama de fuego” para afligir a los que les afligieron, trayendo retribución. Esto difícilmente suena como lo que muchos conocen acerca del rapto antes de la tribulación, cuando se supone que la iglesia será arrebatada por Cristo antes de los siete años de tribulación, y lo que normalmente se conoce como la venida secreta de Jesús en un silencioso arrebatamiento de la iglesia. No, esto se asemeja a lo que Jesús describió en Mateo 24:30-31, acerca de su retorno en o cerca del periodo de tribulación, cuando Él se lleve a los creyentes y derrame su ira sobre los incrédulos.