Cuando leemos que Satanás es atado por un ángel en Apocalipsis 20, no se menciona que el contrato de Adán se acabara. La razón de su encarcelamiento fue simplemente, “para que no engañara más a las naciones” (Apocalipsis 20:3).
Curiosamente, después de que Satanás sea encarcelado por mil años, será liberado y engañará a las naciones de los cuatro ángulos de la tierra (ver Apocalipsis 20:8). Aquellas naciones engañadas reunirán sus ejércitos para atacar Jerusalén, donde Jesús estará gobernando. Cuando hayan rodeado la ciudad, fuego vendrá del cielo y “los devorará” (Apocalipsis 20:9).
¿Puede ser alguien tan ignorante como para decir que el contrato de Adán incluía un periodo final después de los mil años, y por esto Dios estaba obligado a liberar a Satanás? Esta idea es absurda.
No, lo que aprendemos una vez más de esta escritura es que Dios tiene completo control sobre el diablo y le permite obrar bajo sus divinos propósitos.
Durante el futuro reinado de mil años de Jesús, Satanás estará fuera de operación y no podrá engañar a nadie. Sin embargo, habrá gente en la tierra que será obediente a Jesús, pero que le encantaría verlo derrocado. Ahora no intentarán un golpe, ya que saben que no hay oportunidad de destronarlo, pues Él “reinará con vara de hierro” (Apocalipsis 19:15).
Pero cuando Satanás sea liberado, podrá engañar a aquellos que en su corazón odien a Jesús y que serán engañados para hacer lo imposible, pues a Satanás se le permite engañar a los rebeldes potenciales y la verdadera condición de su corazón será revelada. Entonces Dios justamente juzgará a aquellos que son indignos de vivir en su reino.
Esta es, por supuesto, una de las razones por las que Dios le permite a Satanás engañar a la gente hoy en día. Después investigaremos los propósitos de Dios para Satanás, pero por ahora recordemos que Dios no quiere que nadie permanezca engañado. Sin embargo, Dios quiere saber lo que hay en el corazón de la gente. Satanás no puede engañar a aquellos que conocen y creen en la verdad. Pero Dios permite que el diablo engañe a aquellos que por sus corazones duros rechazan la verdad.
Hablando acerca del tiempo del anticristo, Pablo dijo:
“Y entonces se manifestará aquel impío, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca y destruirá con el resplandor de su venida. El advenimiento de este impío, que es obra de Satanás, irá acompañado de hechos poderosos, señales y falsos milagros, y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean en la mentira, a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia (2 Tesalonicenses 2:8-12, énfasis agregado).
Note que a Dios se le da el crédito por “enviar el poder engañoso para que crean en la mentira”. Pero también note que esta gente que será engañada son personas que “no creyeron en la verdad”, indicando que tuvieron una oportunidad, pero rechazaron el evangelio. Dios permitirá que Satanás le de poder al anticristo con falsas señales y milagros, para que esta gente sea engañada, y el propósito último de Dios es que “todos sean juzgados”. Por esta misma razón, Dios permite que Satanás engañe a la gente hoy.
Si Dios no tuviera ninguna razón para permitir que Satanás operara en la tierra, fácilmente lo hubiera mandado a otro lugar en el universo cuando fue expulsado del cielo. Se nos dice en 2 Pedro 2:4, que hay ciertos ángeles pecadores que Dios ya ha enviando al infierno y “los entregó a prisiones de oscuridad donde están reservados para el juicio”. Nuestro Dios omnipotente pudo haber hecho lo mismo con Satanás y con cualquier otro ángel si estuviera dentro de sus propósitos. Pero por un tiempo más, Dios tiene buenas razones para permitir a Satanás y a sus ángeles operar en la tierra.