El Control de Dios Sobre los Gobiernos Humanos de la Tierra

(God's Control Over Earthly, Human Governments)

Ahora debemos establecer más específicamente los límites de la autoridad de Satanás al examinar primero las escrituras que afirman la autoridad de Dios sobre los gobiernos de la tierra. Satanás tiene cierta ingerencia en los gobiernos humanos debido a que él tiene autoridad sobre la gente incrédula, y los gobiernos generalmente están controlados por gente que no cree en Jesús. Pero, en última instancia, Dios reina sobre los gobiernos humanos, y Satanás sólo puede manipularlos en el grado en que Dios se lo permita.

Ya hemos examinado la declaración de Daniel sobre el rey Nabucodonosor, pero esta declaración es tan impresionante que tenemos que examinarla de nuevo.

El gran rey Nabucodonosor estaba orgulloso de su poder y de sus logros, y por esto Dios declaró que él llegaría a un estado muy bajo para que reconociera que “el Altísimo gobierna el reino de los hombres, que a quien él quiere lo da y sobre él constituye al más humilde de los hombres” (ver Daniel 4:17). Obviamente, Dios merecía el crédito por los logros políticos del rey Nabucodonosor. Esto es cierto acerca de cualquiera de los líderes de la tierra. El apóstol Pablo, hablando de los líderes, declaró que “no hay autoridad que no provenga de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas” (ver Romanos 13:1).

Dios es la autoridad original y suprema de todo el universo. Si alguien tiene alguna autoridad, se debe sólo a que Dios se la ha dado o le ha permitido tenerla.

¿Pero qué acerca de los líderes malignos? ¿Quería decir Pablo que aun estas autoridades estaban establecidas por Dios? Sí, eso quería decir. Pablo escribió, “porque la Escritura dice al Faraón: Para esto mismo te he levantado, para mostrar en ti mi poder y para que mi nombre sea anunciado por toda la tierra” (Romanos 9:17). Dios exaltó al faraón de endurecido corazón con el propósito de glorificarse Él mismo. Dios demostraría su gran poder a través de sus milagros, una oportunidad dada al exaltar al obstinado faraón. ¿Éste hecho podemos encontrarlo también en la conversación de Jesús con Pilato? Sorprendido de que Jesús no contestara ninguna de sus preguntas, Pilato le dijo a Jesús, “¿a mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para crucificarte y autoridad para soltarte?” (Juan 19:10).

Jesús respondió, “Ninguna autoridad tendrías sobre mí si no te fuera dada de arriba” (Juan 19:11, énfasis agregado). Conociendo el carácter cobarde de Pilato, Dios le había exaltado para llevar a cabo el plan de la crucifixión de Jesús.

Al leer varios libros históricos del Antiguo Testamento nos damos cuenta que Dios usa algunas veces a líderes malvados como agentes de su ira sobre la gente que se la merece. Nabucodonosor fue usado por Dios para traer juicio a muchas naciones del Antiguo Testamento.

Hay muchos ejemplos numerosos de líderes que Dios exaltó o humilló en la Biblia. En el Nuevo Testamento, por ejemplo, leemos de Herodes, quien falló al darle la gloria a Dios cuando algunos de sus siervos gritaron, “voz de un dios, y no de un hombre” (Hechos 12:22).

¿El resultado? “al momento, un ángel del Señor lo hirió… y expiró comido de gusanos” (Hechos 12:23).

Mantén en tu mente que Herodes era definitivamente un ciudadano del reino de Satanás, pero no estaba fuera de la autoridad de Dios. Obviamente, Dios puede acabar con cualquier líder presente si lo desea.[1]


[1] ¿Quiere decir que no debemos orar por los líderes gubernamentales, o votar en elecciones, sabiendo que Dios exalta a quien Él quiera? No, en una democracia, la ira de Dios está prácticamente incorporada. Obtenemos a la persona por la que votamos, y los malignos generalmente votan por los malignos. Por esta razón el justo debe votar. Además, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, se nos instruye para orar por nuestros líderes gubernamentales (Jeremías 29:7; 1 Timoteo 2:1-4), lo que indica que podemos influenciar a Dios a la hora que determina quien será el próximo líder. Debido a que el juicio de Dios algunas veces viene por medio de líderes gubernamentales malignos, y debido a que la mayoría de las naciones son merecedoras de juicio, podemos orar para obtener misericordia de parte de Dios, para que nuestro país en particular no reciba todo lo que merece.