Finalmente, leamos lo que Dios mismo dijo una vez a través del profeta Jeremías con respecto a su soberanía sobre los reinos terrenos y humanos:
“¿No podré yo hacer con vosotros como este alfarero, casa de Israel?, dice Jehová. Como el barro en manos del alfarero, así sois vosotros en mis manos, casa de Israel. En un instante hablaré contra naciones y contra reinos, para arrancar, derribar y destruir. Pero si esas naciones se convierten de su maldad contra la cual hablé, yo me arrepentiré del mal que había pensado hacerles, y en un instante hablaré de esas naciones y de esos reinos, para edificar y para plantar. Pero si hacen lo malo delante de mis ojos, no oyendo mi voz, me arrepentiré del bien que había determinado hacerles” (Jeremías 18:6-10).
¿Puedes ver que no es posible que Satanás, cuando tentó a Jesús en el desierto, le estuviera ofreciendo legalmente el gobierno de un reino humano o un reino político? Si él estaba diciendo la verdad (como algunas veces lo hace), entonces debió referirse a Jesús como gobernante sobre uno de los reinos de las tinieblas.
¿Pero, tiene Satanás influencia sobre los gobiernos humanos? Sí, pero debido únicamente a que él es el señor espiritual de la gente inconversa, y la gente inconversa generalmente está involucrada en el gobierno. Ahora bien, él sólo puede tener la influencia que Dios le permite tener, y Dios puede frustrar cualquier cosa que el enemigo quiera hacer en cualquier momento. El apóstol Juan dijo que Jesús era, “el soberano de los reyes de la tierra” (Apocalipsis 1:5).