El Vendaval Sobre Galilea

(The Gale on Galilee)

¿Y qué acerca del “feroz vendaval” que asoló a Jesús y a sus discípulos cuando navegaban sobre el mar de Galilea? Seguramente fue Satanás quien causó esa tormenta, pues Dios no enviaría un viento para volcar la barca donde su propio hijo estaba. “Un reino dividido contra sí mismo no prevalecerá”, y entonces ¿Por qué Dios enviaría un viento que podía causar daño a Jesús y a sus discípulos?

Estos son buenos argumentos, pero pensemos por un momento. Si Dios no envió esta tormenta y la envió Satanás, aún debemos admitir que Dios le permitió a Satanás enviarla. Así que la misma pregunta debe ser contestada: ¿Por qué permitiría Dios a Satanás enviar una tormenta que podía dañar a Jesús y a los doce?

¿Existe una respuesta? Posiblemente Dios les estaba enseñando algo a sus discípulos acerca de la fe. Quizá Dios los estaba probando. Tal vez estaba probando a Jesús que tenía que ser “tentado en todas las cosas pero sin pecar” (Hebreos 4:15). Para ser totalmente probado, Jesús tenía que pasar por la oportunidad de ser tentado con miedo. Quizás Dios quería glorificar a Jesús. Tal vez deseaba hacer todo eso a la vez.

Dios llevó a los hijos de Israel al borde del mar rojo sabiendo que estaban atrapados por los ejércitos de Faraón. ¿Pero no estaba Dios liberando a los israelitas? Entonces, ¿No estaba trabajando en contra de sí mismo al llevarles a un lugar donde podían ser asesinados? ¿No es esto un ejemplo de “un reino dividido contra sí mismo”?

No, porque Dios no tenía la intención de que los israelitas fueran masacrados. Y no tenía intención de permitir que Satanás causara un vendaval en el mar de Galilea para que Jesús y los doce se ahogaran.

La Biblia no dice que Satanás envió el vendaval al mar de Galilea y tampoco dice que Dios lo envió. Algunos dicen que tenía que ser Satanás porque Jesús lo reprendió. Quizás, pero este argumento no tiene mucho peso. Jesús no reprendió a Dios, Él reprendió al viento. Dios el Padre pudo haber hecho lo mismo. Él pudo detener el viento con una palabra y calmarlo al reprenderlo. Sólo porque Jesús reprendió el viento, no quiere decir que este fue causado por Satanás.

Otra vez, no podemos basar nuestra teología entera en un verso que realmente no prueba nada. Ya he dado referencias de escrituras que hablan que Dios tiene control sobre el viento, y a Dios se le da el crédito de enviarlo con frecuencia. Lo que quiero resaltar es que Satanás aun siendo el “dios de este mundo”, definitivamente no tiene control independiente sobre el viento ni el derecho de causar un huracán a cualquier hora y en cualquier momento que lo desee.

Por lo tanto, cuando los huracanes ocurren, no debemos verlo como algo que está fuera del control de Dios, algo que Dios quisiera detener pero no puede. Cuando Jesús reprende el viento en el mar de Galilea, es prueba suficiente de que Dios puede detener un huracán cuando quiera.

Y si Dios está enviando (o permitiendo) un huracán, es porque Él debe tener una buena razón y la respuesta más inteligente del porqué Dios envía o permite una tormenta que causa una devastación catastrófica, es porque Dios está advirtiendo o juzgando a gente desobediente.