Pero, ¿cual sería el mensaje que debemos dar a aquellos que están sufriendo por huracanes o terremotos? ¿Cómo responderemos si ellos piden una respuesta teológica de lo que está ocurriendo? Seamos honestos con lo que la Biblia enseña. Digamos a las personas que Dios es santo y que su pecado tiene consecuencias. Digámosles que un gran huracán es sólo un pequeño porcentaje de todo el poder que Dios posee y que el miedo que sienten cuando su casa se cae no se compara con el terror que sentirían si fueran arrojados al infierno. Y digámosles que aunque todos merecemos ir al infierno, Dios es misericordioso y nos da tiempo para arrepentirnos y creer en Jesús, por el cual somos salvos de la ira de Dios.
Pero no debemos hacer que gente le tenga miedo a Dios, ¿verdad? Algunos preguntan. La respuesta se encuentra en la Escritura: “el principio de la sabiduría es el temor de Jehová” (Proverbios 1:7). Hasta que la gente no tema a Dios, no sabrá nada.