¿Será posible tener alguna maldición oculta sobre nosotros debido a la práctica de alguna especie de culto Satánico en el pasado?
No debemos olvidar que cuando nacemos de nuevo, somos liberados del poder de Satanás y del reino de las tinieblas (ver Hechos 26:18; Colosenses 1:13).
Satanás ya no tiene dominio sobre nosotros si nosotros no se lo permitimos. Aunque la Biblia indica que los Cristianos de Éfeso estaban envueltos en la práctica de la magia antes de su conversión (ver Hechos 19:18-19), no se registra nada acerca de Pablo rompiendo maldiciones satánicas o atando el poder de Satanás sobre ellos luego de que habían nacido de nuevo. La razón para esto es que fueron automáticamente libres del dominio de Satanás cuando creyeron en Jesús.
Además, cuando Pablo escribió a los efesios no dio instrucciones para liberar a alguien de una maldición generacional o satánica. Todo lo que les dijo fue “no le den oportunidad al diablo” (Efesios 4:27) y “protéjanse con la armadura de Dios” para “estar firmes contra los engaños del diablo” (Efesios 6:11). Éstas son las responsabilidades de cada cristiano.
Pero, ¿Por qué, en algunos casos, los cristianos parecen haber recibido alguna ayuda cuando alguien rompió una “maldición generacional o satánica” que estaba sobre ellos? Posiblemente debido a que el individuo que necesitaba la ayuda tenía la fe en que el diablo huiría cuando la maldición fuera rota. La fe es lo que asusta al diablo, y todo cristiano puede y debe tener fe que cuando resista al diablo, este huirá. Sin embargo, no hay necesidad en llamar a un “especialista en liberación” para ahuyentar al diablo.
Finalmente, la Biblia nos dice que “Cristo nos libró de la maldición de la ley, pues él fue hecho objeto de maldición por causa nuestra” (Gálatas 3:13, énfasis agregado). Todos nosotros estábamos bajo la maldición de Dios porque habíamos pecado, pero desde que Jesús llevó nuestro castigo, hemos sido liberados de esa maldición. ¡Alabado sea Dios! No hay maldición, podemos regocijarnos en que ahora hemos sido bendecidos “con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo” (Efesios 1:3).
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Este artículo es un extracto del libro, El Ministro Que Hace Discípulos. El libro se pueden ordenar en Inglés por visitar nuestra tienda en línea. Para ver nuestra política de derechos de autor, haga clic aquí. © 2015 por David Servant