Volvamos al libro de Génesis, en donde se nos presenta por primera vez al diablo. En los primeros capítulos, Satanás aparece en forma de serpiente. Si hay alguna duda de que la serpiente era el diablo, el libro de Apocalipsis 20:2 nos saca de esa duda: “Y prendió al dragón, la serpiente antigua que es el diablo y Satanás” (énfasis agregado).
Génesis 3:1 nos dice, “La serpiente era más astuta que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho”. Cuando piensas en lo astutas que son algunas criaturas de Dios para competir y sobrevivir y atrapar a su presa, nos damos cuenta de lo astuto que es Satanás. Por otro lado, Satanás no es omnisciente como Dios, y no debemos pensar que estamos en desventaja mental en nuestra lucha contra él. Jesús nos instó a ser “astutos como serpientes” (Mateo 10:16, énfasis agregado). Pablo dijo que no era ignorante de las maquinaciones de Satanás (ver 2 Corintios 2:11) y que tenemos la “mente de Cristo” (1 Corintios 2:16).
Satanás lanzó su primer dardo de fuego al preguntarle a Eva acerca de lo que Dios le había dicho. Su respuesta le daría a conocer a Satanás si tenía una oportunidad para engañarla y hacerla desobedecer a Dios. Satanás no tiene oportunidad al tratar de engañar a alguien que cree y obedece lo que Dios ha dicho, por lo cual toda su estrategia se basa en ideas que contradicen la Palabra de Dios.
Satanás le preguntó: “¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de ningún árbol del huerto”? (Génesis 3:1). Pareciera una pregunta inocente venida de un interlocutor casual, pero Satanás sabía exactamente cuál era su meta.
Eva le respondió: “Del fruto de los árboles del huerto podemos comer, pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: “No comeréis de él, ni lo tocaréis, para que no muráis” (Génesis 3:2-3).
Eva casi no se deja engañar. De hecho, Dios nunca les prohibió tocar el árbol del conocimiento del bien y el mal, sino sólo les prohibió comer de él.
Eva ciertamente conocía bastante bien la verdad como para reconocer la mentira de Satanás al responder: “No moriréis” (Génesis 3:4). Por supuesto que eso es una contradicción insolente de lo que Dios dijo, y era improbable que Eva lo creyera de inmediato. Así que Satanás luego endulzó su mentira con una verdad, como frecuentemente lo hace, para así hacerla más fácil de tragar. Él dijo: “Dios sabe que el día que comáis de él serán abiertos vuestros ojos y seréis como Dios, conocedores del bien y el mal” (Génesis 3:5).
Después de su mentira, Satanás realmente dijo tres cosas que eran verdad. Sabemos que una vez que Adán y Eva comieron del fruto prohibido, sus ojos fueron abiertos (Génesis 3:7) tal como Satanás lo había dicho. Es más, Dios mismo luego dijo que el hombre se había vuelto como Dios y que había conocido el bien y el mal (ver Génesis 3:22). Tome nota: Satanás frecuentemente mezcla la verdad con el error para así engañar a la gente.
Note también que Satanás denigró el carácter de Dios. Dios no quería que Adán y Eva comieran del fruto prohibido por su propio bienestar y felicidad, pero Satanás lo hizo sonar como que Dios no quería decirles algo que era muy bueno para ellos. La mayoría de las mentiras de Satanás agravia el carácter de Dios, su voluntad y sus motivos.
Desafortunadamente, la primera pareja en la tierra rechazó la verdad para creer en una mentira, y así sufrieron las consecuencias. Pero note todos los elementos de guerra espiritual moderna en su historia: la única arma de Satanás fue una mentira adornada con verdad. Los humanos se enfrentaron a una decisión entre creer lo que Dios había dicho o lo que Satanás había dicho. Creer la verdad pudo haber sido su “escudo de la fe”, pero ellos nunca lo usaron.