En su mayor parte, el único poder que Satanás y sus demonios tienen es plantar pensamientos en las mentes y corazones de la gente (y aún así esto es limitado por Dios; ver 1 Corintios 10:13). Con esto en la mente, consideremos las siguientes escrituras:
“Pedro le dijo: Ananías, ¿Por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieras al Espíritu Santo y sustrajeras del producto de la venta de la heredad?” (Hechos 5:3, énfasis agregado).
“Y cuando cenaban, como el diablo ya había puesto en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón que lo entregara….” (Juan 13.2, énfasis agregado).
“Pero el Espíritu dice claramente que, en los últimos tiempos, algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios” (1 Timoteo 4:1, énfasis agregado).
“pero temo que, así como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean también de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo” (2 Corintios 11:3, énfasis agregado).
“No os neguéis el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos sosegadamente en la oración. Luego volved a juntaros en uno, para que no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia” (1 Corintios 7:5, énfasis agregado).
“Por eso también yo, no pudiendo soportar más, envié para informarme de vuestra fe, pues temía que os hubiera tentado el tentador y que nuestro trabajo, hubiera resultado en vano” (1 Tesalonicenses 3:5, énfasis agregado).
“… a quienes el dios de este mundo les cegó el entendimiento para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios” (2 Corintios 4:4, énfasis agregado).
“y fue lanzado al fuego, el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero. Fue arrojado a la tierra y sus ángeles fueron arrojados con él” (Apocalipsis, 12:9, énfasis agregado).
“Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. Él ha sido homicida desde el principio y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla, pues es mentiroso y padre de mentira” (Juan 8:44, énfasis agregado).
Estas escrituras y otras dejan claro que el principal campo de batalla en la guerra espiritual bíblica es nuestros corazones y mentes. Satanás ataca, con pensamientos, sugerencias malvadas, ideas falsas, falsas filosofías, tentaciones, mentiras y otras estratagemas. Nuestro medio de defensa es saber, creer y actuar en la Palabra de Dios.
Es de vital importancia que entendamos que no todos los pensamientos que pensamos vienen de nosotros mismos. Satanás tiene muchos voceros que pueden hablar y ayudarle a plantar pensamientos en las mentes de la gente. Él trabaja para influenciarnos a través de periódicos, libros, televisión, revistas, radio, pensamientos de amigos y vecinos, y aun a través de predicadores. Aun el apóstol Pedro fue usado una vez como vocero de Satanás, sugiriéndole a Jesús que no era la voluntad que Él muriera (ver Mateo 16:23).
Pero Satanás y los espíritus malignos también trabajan directamente en la mente de los humanos, sin ningún intermediario humano, y los cristianos se encontrarán a veces bajo un asalto directo. Aquí es donde la guerra comienza.
Recuerdo a una querida mujer cristiana que una vez vino a confesarme un problema. Ella me dijo que cada vez que oraba, un pensamiento de blasfemias y malas palabras venía a su mente. Ella era una de las mujeres más dulces, amables y más dedicadas en mi iglesia, pero tenía un problema con pensamientos terribles.
Yo le expliqué a ella que esos pensamientos no se originaron dentro de ella, sino que ella era atacada por Satanás quien quería arruinar su vida de oración. Ella después me dijo que había dejado de orar diariamente porque tenía miedo de que esos pensamientos volvieran de nuevo. Satanás había tenido éxito.
Así que yo le dije que comenzara a orar otra vez y si esos pensamientos blasfemos venían a su mente otra vez, ella debía de enfrentarlos con la verdad de la Palabra de Dios. Si un pensamiento le decía, “Jesús es sólo un——“, ella debería decir “No, Jesús es el divino Hijo de Dios”. Si un pensamiento venía con palabras deshonestas, ella debía reemplazar esos pensamientos con alabanza a Dios, y así por el estilo.
Yo también le dije que al tener miedo de tener malos pensamientos, realmente les estaba haciendo una invitación, pues el miedo es lo contrario a la fe, pues es fe en el diablo. Al tratar de no pensar en algo, debemos pensar en ello para así tratar de no pensar más en ello.
Por ejemplo, si yo te digo, “no pienses en tu mano derecha”, tú inmediatamente pensarás en tu mano derecha al tratar de obedecerme. Entre más trates, más difícil se hace. La única forma en que no pienses en tu mano derecha es que pienses en otra cosa, por ejemplo, tus zapatos. Una vez que tus zapatos ocupen tu mente, no pensarás más en tu mano.
Yo motivé a la mujer diciéndole que no temiera, como la Biblia nos dice. Y cuando ella reconociera un pensamiento que era contrario a la Palabra de Dios, debería reemplazarlo con la Palabra de Dios.
Estoy feliz de escuchar lo que pasó cuando ella siguió mi consejo, pues en los siguientes ataques que tuvo en sus tiempos de oración, ella ganó completa victoria sobre el problema. Ella triunfó en la guerra espiritual.
También ha sido interesante para mí descubrir, al observar diferentes iglesias, que este problema es muy común. Usualmente más de la mitad de los cristianos indicaron que de vez en cuando, tenían pensamientos blasfemos mientras oraban. Satanás no es tan original.