No podemos detener el hecho de que Satanás y sus demonios ataquen nuestras mentes, pero no debemos permitir que sus pensamientos se conviertan en nuestros pensamientos. Por esto es que no debemos entretenernos con ideas demoníacas ni sugerencias, tomando posesión de ellas. Como se ha dicho, “No podemos impedir que las aves vuelen sobre nuestra cabeza, pero sí podemos impedir que hagan nido en nuestra cabeza”.
Aún más, debemos ser cuidadosos de no sujetar nuestra mente a influencias malignas en tanto esté a nuestro alcance. Cuando nos sentamos en frente del televisor por una hora, o leemos el periódico, le estamos dando la bienvenida a pensamientos que pueden provenir de Satanás. Después de que Jesús expuso la parábola del sembrador, Él dijo, “prestad atención a lo que oís” (Marcos 4:24). Jesús conocía los efectos destructivos de escuchar mentiras, cuando le permitimos a Satanás que plante sus “semillas” en nuestros corazones y mentes. Esas semillas pueden convertirse en “espinos” que, en última instancia, ahogarán la Palabra de Dios en nuestras vidas (ver Marcos 4:7, 18-19).