Las Parábolas de Cristo

(Christ's Parables)

Las parábolas de Jesús son símiles, los cuales son iguales a las metáforas, pero los símiles siempre incluyen las palabras como, parecido o así. Enseñan lecciones espirituales al comparar similitudes entre dos cosas que esencialmente son diferentes. Éste es un punto importante para recordar cuando interpretamos estas figuras; de otra forma podríamos caer en el error de buscar el significado de cada pequeño detalle de la parábola. Las metáforas y los símiles siempre alcanzan un punto donde las semejanzas terminan y las diferencias comienzan. Por ejemplo, si yo le digo a mi esposa, “Tus ojos son como el mar” yo quiero decir que sus ojos son azules, profundos y atractivos. No quiero decir que los peces nadan dentro de ellos, o que las aves aterrizan sobre ellos, o que se congelan cuando hay hielo durante el frío invierno.

Vamos a considerar tres de las parábolas de Jesús, todas son símiles, la primera será la parábola de la red:

“Asimismo el Reino de los Cielos es semejante a una red que, echada al mar, recoge toda clase de peces. Cuando está llena la sacan a la orilla, se sientan y recogen lo bueno en cestas y echan fuera lo malo. Así será el fin del mundo: saldrán los ángeles y apartarán a los malos de entre los justos, y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes” (Mateo 13:47-50).

¿Son el Reino de los Cielos y una red básicamente lo mismo? ¡Absolutamente no! Estos son muy, muy diferentes, pero hay algunas pocas similitudes. Así como los peces son separados en dos categorías, los deseables y los indeseables, cuando éstos se sacan de la red, así también será en el Reino de los Cielos. Un día, los perversos y los justos, que actualmente viven juntos, serán separados. Pero aquí es donde las similitudes terminan. Los peces nadan, las personas caminan. Los pescadores separan los peces. Los ángeles separarán los hombres malvados de los justos. Los pescados son juzgados por lo bien que saben después de ser cocinados. La gente es juzgada por su obediencia o desobediencia a Dios. Los buenos peces son puestos dentro de contenedores y los peces malos son arrojados fuera. La gente justa heredará el Reino de Dios y la gente mala será arrojada al infierno.

Esta parábola es un perfecto ejemplo de cómo cada metáfora y cada símil son esencialmente una comparación imperfecta, porque las cosas que se comparan son básicamente diferentes. Nosotros no queremos ir más allá de la intención del orador asumiendo que las diferencias son de hecho similitudes. Por ejemplo, todos nosotros sabemos que el “buen pescado” realmente termina cocinado en el fuego, y el “pescado malo” se va de vuelta al agua para nadar un día más. Jesús no mencionó eso, pues hubiera ido en contra de su propósito.

Esta parábola en particular no enseña (a pesar de lo que todos dicen) una estrategia para un “evangelismo con la red”, donde tratamos de atraer a todos a la iglesia, buenos y malos, sin importar si ellos quieren venir o no. Esta parábola no enseña que la playa es el mejor lugar para evangelizar. Esta parábola no prueba que el rapto de la iglesia ocurre al final del periodo de la tribulación. Esta parábola no enseña que nuestra salvación es puramente por la elección de la soberanía de Dios, porque los peces escogidos en la parábola no tienen nada que ver con la razón de su elección. ¡No se esfuerce en dar un significado no garantizado a las parábolas de Jesús!