El Fiasco de Galacia

(The Galatian Fiasco)

Análogamente, las palabras de Pablo en su carta a los gálatas han sido interpretadas fuera de su contexto. El resultado ha sido una distorsión del evangelio, exactamente lo que Pablo esperaba corregir en su carta a los Gálatas.

Todo el tema de la carta de Pablo a los Gálatas es “La salvación por medio de la fe, y no por las obras de la ley”. Pero, ¿fue la intención de Pablo el hacer pensar a sus lectores que la santidad no era necesaria para entrar al Reino de Dios? Ciertamente no.

Primero, notemos que Pablo una vez más, estaba combatiendo a los judíos que habían llegado a Galacia a enseñarle a los nuevos convertidos que ellos no podían ser salvos a menos que fueran circuncidados y guardaran la ley de Moisés. Pablo menciona el acto particular de la circuncisión repetidamente en su carta, pues parecía que éste era el énfasis primordial de los judíos legalistas (ver Gálatas 2:3, 7-9, 12; 5:2-3, 6, 11; 6:12-13, 15). Pablo no se preocupaba porque los creyentes de Galacia fueran muy obedientes a los mandamientos de Cristo (que de hecho lo eran); le preocupaba que no pusieran su fe en Cristo para su salvación, al poner en primer lugar la circuncisión y sus propios y débiles esfuerzos por mantener la ley de Moisés.

Al considerar todo el contexto de la carta de Pablo a los Gálatas, notamos que él escribe en el capítulo 5:

“pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley. Manifiestas son las obras de la carne que son: adulterio, fornicación , inmundicia, lujuria, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, divisiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a éstas. En cuanto a esto, os advierto, como ya os he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el Reino de Dios” (Gálatas 5: 18-21, énfasis agregado).

Si Pablo hubiera querido decir a los Gálatas que podían ser salvos sin guardar la santidad y así ganar el cielo, entonces no hubiera escrito tales palabras. Su mensaje no decía que la gente sin santidad ganaría el cielo, sino que aquellos que anulaban la gracia de Dios y el sacrificio de Cristo por tratar de alcanzar la salvación por medio de la circuncisión y la ley Mosaica, no podían ser salvos. La circuncisión no trae salvación. Es la fe en Jesús lo que da como resultado la salvación que cambia a los creyentes en nuevas creaciones santificadas:

“Porque ni la circuncisión ni la incircuncisión valen nada, sino la nueva criatura” (Gálatas 6:15).

Todo esto, de nuevo, nos muestra lo vital que es el considerar el contexto cuando se está interpretando la Escritura.

La única forma en que el evangelio puede ser distorsionado por medio de la Palabra de Dios es ignorando el contexto. Nos cuestionamos acerca del corazón de aquellos “ministros” que hacen esto deliberadamente y con descaro.

Por ejemplo, una vez escuché a un predicador declarar que nunca deberíamos de mencionar la ira de Dios cuando predicamos el evangelio, porque la Biblia dice que “la bondad de Dios te guía al arrepentimiento” (Romanos 2:4). Por esto, de acuerdo a este predicador, la forma apropiada de proclamar el evangelio era hablando solamente de la bondad y el amor de Dios. Y se supone que así se llevaría a la gente al arrepentimiento.

Pero cuando leemos el contexto de este solitario verso, el cual este predicador leyó del segundo capítulo de Romanos, descubrimos que se halla rodeado de escrituras acerca de ¡la ira santa y el juicio de Dios! El contexto inmediato revela que no existía ninguna posibilidad de que Pablo estuviera dando a entender lo que este predicador hablaba:

“Pero sabemos que el juicio de Dios contra los que practican tales cosas es según la verdad. Oh, hombres que juzgas a los que practican tales cosas y haces lo mismo ¿Supones que escaparás del juicio de Dios? ¿O menospreciarás las riquezas de su bondad, paciencia y magnanimidad, ignorando que la bondad de Dios te guía al arrepentimiento? Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, acumulas sobre ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios. Él recompensará a cada uno conforme a sus obras: vida eterna a los que por su perseverancia en la buenas obras buscan gloria, honra e incorrupción; pero enojo e ira a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia; tribulación y angustia sobre toda persona que hace lo malo, al judío primero y también al griego” (Romanos 2:2-9, énfasis agregado).

La referencia a la bondad de Dios que nos habla Pablo es aquella bondad que Dios muestra ¡al retardar su ira! Y uno se pregunta cómo un ministro puede hacer una declaración tan absurda a la luz de lo que dice la Escritura, la cual está llena de ejemplos de predicadores que públicamente llamaron a los pecadores al arrepentimiento.